La gestión de privilegios de usuario es un aspecto crítico de la administración de la seguridad que implica asignar y controlar los niveles de acceso y derechos que tienen los usuarios sobre los recursos y datos de una red o sistema, basándose en sus roles y responsabilidades.
Es crucial para minimizar el riesgo de acceso no autorizado o abuso de privilegios, asegurando que los usuarios solo tengan acceso a la información y funciones necesarias para sus roles.
Es un principio de seguridad que estipula que a los usuarios se les deben otorgar solo los privilegios mínimos necesarios para realizar sus tareas, limitando así la exposición potencial a datos sensibles.
Mediante el uso de políticas de seguridad, herramientas de administración de identidades y accesos, y la revisión y auditoría regulares de los derechos de acceso de los usuarios.