En el contexto de la seguridad informática, la integridad se refiere a la garantía de que los datos son precisos y completos, y no han sido modificados de manera no autorizada desde su creación, transmisión o almacenamiento.
Utilizando controles criptográficos como el hashing y las firmas digitales, aplicando controles de acceso para limitar quién puede modificar los datos, y empleando sistemas de detección de intrusiones para monitorear cambios no autorizados.
Porque asegura que la información en la que las organizaciones basan sus decisiones y operaciones es confiable y precisa, evitando errores, fraudes y pérdidas potenciales.
La proliferación de datos y su almacenamiento en múltiples ubicaciones aumenta el riesgo de alteración, tanto intencionada como accidental, haciendo más difícil garantizar su integridad a lo largo del tiempo.