Un ataque de denegación de servicio (DoS) busca hacer un recurso informático inaccesible a sus usuarios intencionados, sobrecargando el servidor con solicitudes excesivas hasta que el servicio se ralentiza o se cae completamente.
A través de la implementación de balanceadores de carga, la configuración de límites de tasa de solicitudes, y el uso de servicios de mitigación de DoS.
Un ataque DDoS (Denegación de Servicio Distribuido) implica múltiples sistemas comprometidos que atacan un objetivo, haciéndolo más difícil de mitigar que un DoS, que proviene de una única fuente.
Porque explotan la capacidad limitada de los recursos de red y servidores, impidiendo que manejen el tráfico legítimo.