Una fuga de datos ocurre cuando información confidencial o protegida es expuesta a un entorno no seguro, ya sea por errores humanos, fallas de software, o ataques cibernéticos. Esto puede incluir datos personales, propiedad intelectual, o información financiera.
Aplicando políticas de seguridad de la información robustas, utilizando herramientas de Prevención de Pérdida de Datos (DLP), cifrando datos sensibles, y capacitando a los empleados sobre las mejores prácticas de seguridad.
Identificar y contener la fuga, evaluar el impacto, notificar a las partes afectadas y a las autoridades reguladoras según sea necesario, y tomar medidas para prevenir futuras fugas.
Puede resultar en pérdidas financieras significativas, daño a la reputación, pérdida de confianza de los clientes, y posibles acciones legales y multas por incumplimiento de regulaciones de protección de datos.